La realidad es totalmente diferente a la apariencia. Tras caer derrotados en el HSH Nordbank Arena por 2 goles a 1, el Bremen se sitúa 9º en la tabla clasificatoria con 20 puntos en 14 partidos, a 11 del líder Hoffenheim y a 10 del descenso. A esta situación en el plano local, hay que sumarle la desastrosa imagen que está dejando en la Champions, donde va último en un grupo ocupado por el Internazionale de Milán y los ''poderosos'' Anorthosis de Chipre y Panathinaikos de Grecia, habiendo perdido con este último de local 0-3 en la reciente jornada europea y acumulando tres empates en el resto de partidos.

Otro defecto vital de este Werder Bremen es la extrema debilidad de su defensa: Naldo y Mertesacker son jugadores que van bien en el juego aéreo o en jugadas de estrategia y lanzamientos de falta, pero ciertamente no se caracterizan por ser centrales muy rápidos y expeditivos, y eso, en la liga alemana, se paga. Petri Pasanen no está a la altura de todo un internacional alemán como Fritz en el lateral derecho, y Tosic está compitiendo con Sebastián Boenisch por la titularidad en la banda izquierda. También es cuestionada la dirección técnica de Thomas Schaaf, un entrenador que lleva 9 años dirigiendo a esta escuadra y a la que llevó a ganar el doblete Liga-Copa en 2004.
Sin embargo, el conjunto verde todavía tiene tiempo de reaccionar, ya que presenta unos mimbres que invitan a pensar en ello. Cuenta con un elenco atacante explosivo, en el que destaca un soberbio jugador como Diego, una mezcla entre experiencia y juventud equilibrada y el apoyo de una gran afición que hará todo lo posible para que el Werder pase a octavos de la Champions y mejore su posición en la Bundesliga. Por el bien del fútbol, que así sea.